viernes, 26 de diciembre de 2014

Canales de Vida


¿Qué ha pasado para que nos hayamos perdido tanto?, me pregunto. ¿Qué ha sucedido para que ya no nos reconozcamos en lo más genuinamente humano? ¿Cómo es que desconozco lo que debería serme familiar? Preguntas y preguntas sobre el paraíso perdido. Pues bien, la respuesta a estas preguntas está en el lugar en el que nacen. Mientras el hombre tenga preguntas que hacerse, tiene todavía salvación.
Para alcanzar estos vislumbres de lo real, no merece la pena esforzarse; más que ayudar a encontrar lo que se busca, el esfuerzo tiende a dificultarlo. No conviene resistirse, sino entregarse. No empeñarse, sino vivir en el abandono.Tanto el arte como la meditación nacen siempre de la entrega; nunca del esfuerzo. Y lo mismo sucede con el amor. El esfuerzo pone en funcionamiento la voluntad y la razón; la entrega, en cambio, la libertad y la intuición. Claro que bien podríamos preguntarnos cómo puede uno entregarse sin esfuerzo. Los chinos tiene un concepto para eso: wu wei, hacer no haciendo. Wu wei consiste en ponerse en disposición para que algo pueda hacerse por mediación tuya, pero no hacerlo tú directamente, forzando su arranque, desarrollo o culminación. Lo único necesario para esa entrega es estar ahí, para captar de este modo lo que aparezca, sea lo que sea. La meditación es algo así como una rigurosa capacitación para la entrega.
De manera que no hay que inventar nada, sino recibir lo que la vida ha inventado para nosotros; y luego, eso sí, dárselo a los otros. Los grandes maestros son, y no hay aquí excepciones, grandes receptores.



Pablo d'Ors

domingo, 14 de diciembre de 2014

Naciente


...Cuando entras en el bosque, te apresa la incertidumbre de los tiempos; y te pierdes. La sensación de pérdida es hermosa porque es la conexión con el movimiento ¡Qué bien que te pierdas! Cuando dices me he perdido es cuando mejor estás. Te has encontrado en el límite de tus conceptos. La mente llama pérdida al paraíso de la corriente. Si te pierdes conectas con lo que hay. Perderse es una metáfora para vivir en presente, para navegar en el estado de fluidez y realidad. 
El presente no es estático. Es más, no es una idea. Es algo que se mueve, nadie nos lo ha dicho. En nuestras mentes se ha configurado un presente que es el centro entre pasado y futuro, pero no es así. 
...
Te dio a luz el movimiento que nunca se detuvo pero que tú detienes cuando abres la boca y nombras las cosas

Antonio Galindo