domingo, 22 de enero de 2017

Transformaciones silenciosas

¿Cuánto tiempo la escuela tradicional lleva perdiendo vitalidad?

La escuela ha muerto escribió el puertorriqueño Everett Reimer (1973), texto crítico con los sistemas educativos escolares que en los años sesenta y setenta se posicionaban como la vanguardia del progreso y desarrollo del planeta.
La crisis de la educación no es ninguna novedad, ya en la década de los setenta Philips Coombs (1971), figura internacional de prestigio, publicó “La crisis mundial de la educación”, donde hacía un análisis exhaustivo de datos y aportaba estrategias para combatir su complejidad. En el mismo tono, cuarenta años después, Martha C. Nussbaum, filósofa estadounidense, en su libro Sin fines de lucro nos viene a recordar: “Estamos en medio de una crisis de proporciones gigantescas y de enorme gravedad a nivel mundial” (2011, 19). Se refiere a una crisis en materia de educación que pasa prácticamente inadvertida, como un cáncer, que ella denomina “Crisis silenciosa”.
Existe una crisis en educación porque los jóvenes rechazan ser educados en la dirección que marcan las autoridades académicas, por la poca relevancia que tienen sus contenidos en sus vidas. En consecuencia, tenemos muchos maestros que están quemados, y han perdido su vocación. El fracaso de la educación es la mayor tragedia de nuestros tiempos. La crisis universal que caracteriza a nuestro tiempo, en el fondo, es debido a una crisis por escasez de amor y de sabiduría.
La concepción moderna de la escuela comenzó a estar en crisis casi desde el inicio del siglo pasado, y aún no se ha evaporado. En las últimas décadas el concepto “crisis” es uno de los términos más habituales. Esta sensación omnipresente está relacionada con los vertiginosos cambios que estamos viviendo en todas las dimensiones de la vida, sin que sepamos muy bien hacia donde vamos, mientras que los viejos fundamentos están seriamente cuestionados. Este cambio es global que afecta a todos los seres humanos.
La sensación de desencanto que vivimos en torno a la educación, auspicia y provoca un cambio radical. Actualmente los docentes sienten que todo lo que hasta hace pocos años se mantenía consolidado, se está desarmando y que a cada paso los escenarios de vida se van transformando. Los cambios que están acaeciendo en nuestro entorno nos invitan a que se produzcan transformaciones en nuestro interior.


Francisco Menchén Bellón

lunes, 2 de enero de 2017