¿Cuánto tiempo la escuela
tradicional lleva perdiendo vitalidad?
La escuela ha muerto escribió el puertorriqueño Everett Reimer
(1973), texto crítico con los sistemas educativos escolares que en los años
sesenta y setenta se posicionaban como la vanguardia del progreso y desarrollo
del planeta.
La crisis de la educación no es
ninguna novedad, ya en la década de los setenta Philips Coombs (1971), figura
internacional de prestigio, publicó “La crisis mundial de la educación”, donde
hacía un análisis exhaustivo de datos y aportaba estrategias para combatir su
complejidad. En el mismo tono, cuarenta años después, Martha C. Nussbaum,
filósofa estadounidense, en su libro Sin fines de lucro nos viene a
recordar: “Estamos en medio de una crisis de proporciones gigantescas y de
enorme gravedad a nivel mundial” (2011, 19). Se refiere a una crisis en
materia de educación que pasa prácticamente inadvertida, como un cáncer, que
ella denomina “Crisis silenciosa”.
Existe una crisis en educación
porque los jóvenes rechazan ser educados en la dirección que marcan las
autoridades académicas, por la poca relevancia que tienen sus contenidos en sus
vidas. En consecuencia, tenemos muchos maestros que están quemados, y han perdido
su vocación. El fracaso de la educación es la mayor tragedia de nuestros
tiempos. La crisis universal que caracteriza a nuestro tiempo, en el fondo, es
debido a una crisis por escasez de amor y de sabiduría.
La concepción moderna de la
escuela comenzó a estar en crisis casi desde el inicio del siglo pasado, y aún
no se ha evaporado. En las últimas décadas el concepto “crisis” es uno de los
términos más habituales. Esta sensación omnipresente está relacionada con los
vertiginosos cambios que estamos viviendo en todas las dimensiones de la vida,
sin que sepamos muy bien hacia donde vamos, mientras que los viejos fundamentos
están seriamente cuestionados. Este cambio es global que afecta a todos los
seres humanos.
La sensación
de desencanto que vivimos en torno a la educación, auspicia y provoca un cambio
radical. Actualmente los docentes sienten que todo lo que hasta hace pocos años
se mantenía consolidado, se está desarmando y que a cada paso los escenarios de
vida se van transformando. Los cambios que están acaeciendo en nuestro entorno
nos invitan a que se produzcan transformaciones en nuestro interior.
Francisco
Menchén Bellón