Creamos para nosotros mismos un
mundo hecho de palabras. Nos encerramos en ese mundo hasta el punto de que los mismos
procesos del pensamiento llegan a depender de la semántica. Pero no deberíamos confundir
nuestra realidad hecha de palabras con lo que realmente está ahí fuera […] Tanto la física
como la metafísica han llegado a un punto en que el lenguaje ha dejado de ser portador de
información.