jueves, 8 de marzo de 2018

Ella recuerda: preservar los ritmos del ser para disfrutar de la existencia



La forma más directa y eficaz de matar el asombro de un niño es darle todo lo que quiere sin ni siquiera darle la oportunidad de desearlo. La falta de límites y el consumismo frenético en los niños destruyen el asombro porque así los niños dan todo por supuesto. Piensan que las cosas se comportan necesariamente como lo hacen, actitud contraria al asombro. O peor aún: piensan que las cosas y las personas deben comportarse siempre como ellos mismos quieren que lo hagan. 
Todas las cosas valiosas requieren tiempo. Un embarazo, una calabaza, una mariposa, la amistad, el amor. Si las esperamos, las deseamos, reconocemos el esfuerzo que han supuesto, las disfrutamos más. Nos asombramos ante su existencia.


Catherine L'Ecuyer

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