domingo, 11 de agosto de 2013

Con los ojos del corazón


...la realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista que cada cual ocupa, fatalmente, en el universo. Aquélla y éste son correlativos, y como 
no se puede inventar la realidad, tampoco puede fingirse el punto de vista.

La verdad, lo real, el universo, la vida como queráis llamarlo se 
quiebra en facetas innumerables, en vertientes sin cuento, cada una 
de las cuales da hacia un individuo. Si éste ha sabido ser fiel a su 
punto de vista, sí ha resistido a la eterna seducción de cambiar su 
retina por otra imaginaría, lo que ve será un aspecto real del 
mundo.

Y viceversa: cada hombre tiene una misión de verdad. Donde está mí 
pupila no está otra: lo que de la realidad ve mi pupila no lo ve 
otra. Somos insustituíbles, somos necesarios. "Sólo entre todos los 
hombres llega a ser vivido lo humano" dice Goethe. Dentro de la 
humanidad cada raza, dentro de cada raza cada individuo es un órgano 
de percepción distinto de todos los demás y como un tentáculo que 
llega a trozos de universo para los otros inasequibles.
La realidad, pues, se ofrece en perspectivas individuales. Lo que 
para uno está en último plano, se halla para otro en primer término.
El paisaje ordena sus tamaños y sus distancias de acuerdo con 
nuestra retina, y nuestro corazón reparte los acentos. La 
perspectiva visual y la intelectual se complican con la perspectiva 
de la valoración. En vez de disputar, integremos nuestras visiones 
en generosa colaboración espiritual, y como las riberas 
independientes se aúnan en la gruesa vena del río, compongamos el 
torrente de lo real.

El chorro luminoso de la existencia pasa raudo: interceptemos su 
marcha con el prisma sensitivo de nuestra personalidad, y del otro 
lado, sobre el papel, sobre el libro, se proyectará un arco iris, 
Sólo de esta suerte se liberta la teoría de su tono en gris menor.
El Espectador mirará el panorama de la vida desde su corazón, como 
desde un promontorio.

José Ortega y Gasset

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