cuando dejamos de defendernos para no percibir un agujero, lo que realmente experimentamos no es doloroso. Experimentamos simplemente un espacio vacío, un sentimiento de que allí no hay nada, pero no es una nada amenazadora, una sensación de apertura, una espaciosidad. Esta espaciosidad permite que emerja la esencia, y es la esencia y únicamente la esencia la que puede eliminar ese agujero, esa deficiencia, desde el interior.
A.H. Almaas
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